15 de agosto de 2008

Rufai, el principe del área


Gran guardameta y mejor persona. Este humilde nigeriano aprovechó ser hijo del rey de su tribu para llevar a cabo uno de sus sueños, jugar al fútbol. Tanto poder debería tener su padre, que el bueno de Rufai llegó a jugar en Bégica, Portugal y, sobre todo, España. Recaló en el Herculés donde disputó 10 partidos, los justos para dar el salto a un Deportivo de la Coruña de ensueño. Entre sus filas había hombres como Luizao, 'Manteca'Martínez y Abreu. Que grandes. Rufai se unía a esta terna en la temporada 97/98 para enfrentarse a algunos de sus ídolos como Zubizarretaaaaa y Buyo. Diez partidos en un año le sirvieron para jugar el Mundial de Francia con Nigeria. Y es que ser hijo de rey tiene que valer para algo, si no, nadie se explica como este tipo pudo jugar a este nivel, con semejante número de cantadas a sus espaldas. Por cierto, todo apunta a que tiene una escuela de porteros en España, madre que miedo¡¡¡

14 de agosto de 2008

Predrag Spasic, 'el Agente'


Agente, pero secreto. El tío era un soseras que no veas. Llegó al Madrid procedente del Partizán después de disputar el Mundial del 90. Defensa serío y sin fisuras que llegó a declarar el día de su presentación que "o pasa el balón o pasa el jugador, nunca los dos". Ahí está, cortita y al pie. A pesar de su incipiente calvicie, el chaval llegó a Chamartín con 25 años. El culpable de su llegada, don Alfredo Di Stefano que quedó deslumbrado por su despliegue táctico y físico en Italia 90. Dejaría todos sus recursos en esa competición porque poco hizo en la Liga. Bueno si, algo hizo. Se marcó en propia meta en el Nou Camp. Golazo que levantó a un público entregado de sus asientos. Eso lo catapultó a Osasuna y después al Marbella. En la actualidad, es considerado como uno de los peores fichajes de la historia del madridismo.

10 de agosto de 2008

Romerito, el fichaje relámpago


Nombre importante donde los haya. Cualquier repaso histórico a nuestra liga siempre recordará al extraodinario jugador paraguayo. Romerito llegó a Barcelona justo antes del clásico con el Madrid. Nuñez, en una operación relámpago, lo fichó como revulsivo. No duró mucho. Su exquisita técnica sólo le valió para disputar siete encuentros con la camiseta azulgrana. Seis meses después, maleta, avión y para Brasil donde se salía. El caso es que este futbolista, en tan sólo seis meses, ha dejado su huella en nuestra liga. Nadie se puede olvidar del que, posiblemente, sea el peor fichaje de la historia del Barça. En la actualidad tiene un grupo de rock y sueña con ser presidente de Paraguay. Si es que, con ese bigotito, se podía adivinar su futuro.