Gran guardameta y mejor persona. Este humilde nigeriano aprovechó ser hijo del rey de su tribu para llevar a cabo uno de sus sueños, jugar al fútbol. Tanto poder debería tener su padre, que el bueno de Rufai llegó a jugar en Bégica, Portugal y, sobre todo, España. Recaló en el Herculés donde disputó 10 partidos, los justos para dar el salto a un Deportivo de la Coruña de ensueño. Entre sus filas había hombres como Luizao, 'Manteca'Martínez y Abreu. Que grandes. Rufai se unía a esta terna en la temporada 97/98 para enfrentarse a algunos de sus ídolos como Zubizarretaaaaa y Buyo. Diez partidos en un año le sirvieron para jugar el Mundial de Francia con Nigeria. Y es que ser hijo de rey tiene que valer para algo, si no, nadie se explica como este tipo pudo jugar a este nivel, con semejante número de cantadas a sus espaldas. Por cierto, todo apunta a que tiene una escuela de porteros en España, madre que miedo¡¡¡
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